domingo, 15 de abril de 2012

Cenicientos en periódico EL PAIS

Mediante el filtro "Cenicientos" en la web, hemos encontrado un artículo de ELPAIS.es que será publicado en la edición de 15 de Abril del mismo periódico.
El enlace al artículo es el siguiente: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/04/14/madrid/1334429056_183796.html

A continuación reproducimos el artículo íntegramente:

El pueblo del ‘trabajo y no cobro’
El Ayuntamiento de Cenicientos, que oculta su deuda y las cuentas a la oposición, debe a 36 trabajadores municipales el salario desde junio y ha presentado un ERE contra 12 de ellos.



José Ramón Lizana se levanta cada mañana a las siete para conducir el camión de la basura. María Dolores Jiménez limpia a diario el colegio y el instituto del pueblo. Marifeli Puentes inscribe en el registro civil a los fallecidos y recién nacidos. Todos contribuyen a que Cenicientos (2.088 habitantes) siga funcionando con la puntualidad de un reloj a pesar de que no cobran un euro por su trabajo desde hace nueve meses. Junto a ellos, hay 33 empleados municipales más a los que el Ayuntamiento adeuda 11 nóminas (dos de ellas, pagas extra). Las calles siguen limpias y el ordenanza cada día a la puerta del Ayuntamiento: nadie diría que lo que están viviendo sea la bancarrota.
Cenicientos es la población más al occidente de la Comunidad de Madrid y una involuntaria representante de la ruina de numerosas localidades de la región. Las más grandes, como la capital o Parla, con deudas de 1.017 y 221 millones con sus respectivos proveedores, ponen los titulares escandalosos, pero donde la situación se hace cruenta es en las pequeñas localidades, donde el día a día queda lastrado por la falta de liquidez. El plan de pago a proveedores aprobado por el Gobierno de Mariano Rajoy, que comprende una línea de crédito para Ayuntamientos y autonomías a cambio de planes de ajuste, se ha convertido en un arma de doble filo para estos pueblos con problemas para abonar sus facturas. Por un lado servirá para saldar deudas, pero por otro obligará a hacer recortes en personal y servicios sociales durante una década.

José Ramón Lizana tiene dos hijos de seis y dos años, y ha tenido que recurrir a la ayuda de su familia. Ángel Martínez, el ordenanza del Ayuntamiento, con una hipoteca y una minusvalía del 45%, también ha tenido que pedir favores. Detrás de cada deuda no solo hay un drama, también suele esconderse una gestión discutible: exceso de optimismo, candidez, delirios de grandeza... La historia de la deuda de Cenicientos es incierta, principalmente porque su alcalde, Enrique Jiménez Concejal, no es muy amigo de dar explicaciones. Este diario no ha logrado dar con él. No vive en el municipio, no convoca un pleno desde noviembre y, según la oposición, en los últimos años su partido (PP) ha presentado solo dos veces presupuestos: en 2002 y 2008. Los dos partidos de la oposición (PSOE, y los independientes COMCE) cifran la deuda en cuatro millones de euros, pero no tiene papeles. Por eso piden la intervención del Ayuntamiento. Ni siquiera saben si el municipio se ha acogido al plan de pago a proveedores o cuánto se recauda en impuestos al año porque tampoco tienen interventor.
Los presupuestos de 2008 se presentaron en 2010, y de los casi dos millones de euros de gastos, un 70% corresponde a personal —los 36 trabajadores que ahora no cobran, más cuatro funcionarios que sí lo hacen—. O, como lo interpretan muchos en Cenicientos, a asegurarse la elección. En la lógica del pueblo, esto se explica de la siguiente manera: unos 1.600 habitantes cuentan con derecho a voto; la mayoría de ciudadanos ya tienen clara su opción por motivos ideológicos, y los que en el resto de España se conocen como indecisos en los pueblos pequeños bien podrían llamarse trabajadores municipales. Hay que intentar seducirlos. Luis Ramos, del PSOE local, echa cálculos: “Unos 40 trabajadores municipales agradecidos vienen a ser los votos de 40 familias. Si aquí las elecciones se ganan por 100 votos...”.

Clientelismo

El clientelismo es un fenómeno universal, no privativo de Cenicientos, pero en el pueblo, fuertemente azotado por la crisis de la construcción, está muy asumido. Todos los trabajadores municipales consultados han coincidido en que el Ayuntamiento les pagó una deuda anterior, de cinco meses, exactamente el 21 de mayo de 2011, jornada de reflexión antes de las últimas elecciones municipales. Una de las trabajadoras del servicio de limpieza cuenta cómo se gestionan las cosas en el municipio: “Cuando empezaron los retrasos, cada mes y medio subíamos a ver al alcalde: Enrique, páganos, por favor. Enrique, páganos”.
Más pistas sobre cómo un municipio puede encontrarse un boquete en las arcas. Cenicientos es la capital oficiosa del llamado Valle del Terror, y no porque no sea un pueblo idílico rodeado de una espectacular naturaleza; el apelativo se refiere al circuito taurino de la zona, famoso por sus novilladas de alto voltaje con ganaderías muy bravas y tradición de toreo extremo. Como toda fama, puede resultar cara mantenerla. Los cuatro días de toros de agosto cuestan alrededor de unos 80.000 euros, más las fiestas, la gestión de la organización... Y se celebran en una moderna plaza de toros con 2.500 plazas de aforo. 2.500 asientos para una población de 2.088 habitantes. Alguno puede ir a la corrida dos veces para llenar el tendido.

ERE para 12 trabajadores

La flamante plaza de toros es un ejemplo de lo que hay en el pueblo. Por culpa de la crisis, desde hace poco los habitantes se quejan de que lo que falta son trabajadores sociales (el más cercano queda en San Martín de Valdeiglesias, por impagos de la mancomunidad), un empleado del catastro y el monitor de personas mayores. Dentro de poco se echará también de menos a empleados de la escuela infantil o de los servicios de limpieza. La razón es que la última medida anunciada por el Ayuntamiento es un expediente de regulación de empleo (ERE) con el que se despedirá a 12 de los 36 trabajadores. José Ramón el basurero, María Dolores la limpiadora, Ángel el ordenanza y Marifeli la registradora recibieron una carta en enero, explicándoles que prescinden de sus servicios por culpa de las deudas.
Todos están de acuerdo en que a lo mejor son demasiados para las cuentas municipales, pero no saben por qué les han despedido precisamente a ellos (son de los empleados más baratos, con sueldos de hasta 422 euros, muy por debajo de los de varios cargos de confianza). Y, sobre todo, temen las condiciones del despido. “Si somos demasiados trabajadores, que nos echen, pero bien”, cuenta Rosa Montero, conserje de la escuela e incluida dentro del ERE. “Ya nos ha dicho el alcalde que probablemente no haya finiquito”, cuenta. De momento viven en la indefinición, porque el ERE les ha sido anunciado pero aún no se ha hecho afectivo, el alcalde continúa ausente y no conocen las cuentas. María Dolores explica lo difícil que le resulta ir a trabajar en la actual situación: “Nueve meses fregando sin cobrar es insoportable; y ahora, despedida”. A los trabajadores les mosquea la carta de la mutua que recibió una compañera el día que tuvo que pedir una baja. En ella se explicaba que el Consistorio no estaba al día en sus compromisos con la Seguridad Social. Según UGT, esta deuda asciende a 700.000 euros, y los despedidos temen que eso haga peligrar su prestación de desempleo.
Marifeli Puentes trabaja desde hace 26 años en una pequeña oficina a la entrada del Ayuntamiento. Cobra 600 euros como secretaria del juzgado de paz y el registro civil. Entre sus tareas, anotar los nacimientos y, lamentablemente más a menudo, los fallecimientos que se suceden en la cercana residencia de ancianos. “En ese armario tenemos todos los registros del pueblo desde 1862. Ahí están todos nuestros antepasados”, dice mirando el armario. “Si yo me voy, ¿quién se va a ocupar de esto?”.


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